Ni en tu casa ni en la mia

La ciudad es un espacio de oportunidades, pero también de exclusión. La creciente desconexión entre la planificación urbana y las necesidades de sus habitantes afecta especialmente a las personas más vulnerables, entre las que que se encuentran numerosas personas jóvenes que no encuentran su lugar en la ciudad.

A pesar de que en muchas ciudades del mundo las personas menores de 30 años representan más del 50% de la población, sus voces y necesidades suelen estar ausentes en los procesos de diseño arquitectónico y planificación urbana. Mientras el planeamiento urbano prioriza la eficiencia económica y la movilidad de la población adulta trabajadora jóvenes y adolescentes son vistas más como un problema que como un valor, sus necesidades no son suficientemente atendidas y son relegadas a espacios marginales.

¿Qué significa ser joven en una ciudad que, a menudo, no está diseñada para ellas?

Un estudio de UNICEF señala que el 70% de los jóvenes sienten que las ciudades no cuentan con espacios adecuados para ellos. Lo vemos en el diseño de parques genéricos, en la ausencia de infraestructuras culturales adaptadas a sus necesidades, en la dificultad de acceso a la vivienda y en la invisibilización de sus formas de habitar el espacio público.

La planificación urbana y la arquitectura tradicional se basa en modelos funcionalistas que priorizan la productividad y el consumo, dejando de lado las experiencias cotidianas y las prácticas culturales juveniles. Se diseñan espacios de tránsito —avenidas, estaciones de transporte, centros de trabajo—, pero no de permanencia. Esta lógica invisibiliza las necesidades de los jóvenes adolescentes, quienes, por ejemplo, valoran los lugares de encuentro que no impliquen un gasto económico, lugares en los que puedan simplemente estar.

Un informe reciente del Observatorio de Participación Juvenil muestra que los adolescentes pasan gran parte de su tiempo en la calle o en centros comerciales, no porque prefieran esos entornos, sino porque no tienen suficientes alternativas. En las ciudades actuales, la adolescencia parece un estado incómodo que «espera pasar», en lugar de ser reconocida como una etapa activa y creativa de la vida urbana.

Además, los espacios destinados a la juventud suelen responder a estereotipos: parques deportivos o salas recreativas que no contemplan la diversidad de intereses y vivencias de este grupo. Las chicas jóvenes, por ejemplo, suelen encontrar estos espacios inseguros o poco inclusivos. La falta de perspectiva de género en el diseño urbano afecta especialmente a las adolescentes, quienes a menudo evitan ciertos lugares por miedo o incomodidad.

Hacer ciudad desde/con/para las personas jóvenes

Si queremos construir ciudades verdaderamente inclusivas, debemos repensar la arquitectura urbana  desde una perspectiva crítica y propositiva, imaginando alternativas posibles capaces de superar el modelo actual.

Incluir a los jóvenes en la planificación urbana y en el diseño de los espacios arquitectónicos no es solo un acto de justicia social, sino una oportunidad para innovar. Sus miradas no están condicionadas por los paradigmas tradicionales, lo que les permite imaginar alternativas radicalmente diferentes.

¿Cómo sería una ciudad diseñada desde las experiencias y deseos de la juventud? ¿Cómo pueden sus prácticas espaciales transformar el espacio público? ¿Qué papel juega el diseño arquitectónico en la construcción de una ciudad que acoja y empodere a sus habitantes más jóvenes?

En esta edición del festival, os invitamos a explorar cómo la arquitectura y el urbanismo pueden transformar las realidades de una juventud que sigue buscando su lugar en la ciudad.